La rentabilidad por dividendo

Antes de hablar lo que es la razón rentabilidad por dividendo, amerita conocer para aquellos que se introducen recientemente en el mundo de la inversión de capitales proveniente de sus ahorros, lo que es el concepto del dividendo.

Una descripción más o menos gráfica del concepto del dividendo sería la siguiente:

Concepto y definición del dividendo

Concepto y definición del dividendo

Imaginemos que somos unos corsarios, es decir, tenemos patente de corso, por lo que el Rey nuestro señor nos da manga ancha para asaltar barcos extranjeros y apoderarnos de sus tesoros, a cambio de dar una proporción al monarca por los permisos concedidos en nuestras actividades en alta mar. Siendo así, partimos de un muelle de la colonia de Jamaica, lanzándonos a una empresa que reside en hacerse con el cargamento de un barco español que parte desde La Habana rumbo a Cádiz.

Tras días abordo, damos con el navío objetivo y vamos directos a él con la intención de hacernos con las monedas de plata provenientes de las minas del Virreinato de Nueva España. Tras una feroz batalla contra los españoles (tradicionalmente duros y luchadores hasta la médula), conseguimos apoderarnos de su tesoro tan codiciado por nosotros. De esta manera, ponemos rumbo a Jamaica donde habrá que hacer cuentas con el gobernador de la colonia que representa al Rey nuestro señor para pagar la parte que le corresponde.

Con la resaca de ron encima por la celebración de haber obtenido buenos beneficios en la empresa que emprendimos, pagamos un porcentaje a la Corte británica por su concesión de permisos para poder asaltar barcos extranjeros y hacerse con sus mercancías.

Una vez resuelto nuestros asuntos con el Rey, que es Hacienda, nos reunimos para decidir qué hacer con el resto de los beneficios. ¿Nos los repartimos? ¿Hacemos provisiones por si acaso vienen malos tiempos? ¿Reservas? ¿O lo reinvertimos en mejorar las instalaciones de nuestro navío?

¿Han captado el concepto del dividendo? Son la parte a repartir de los beneficios obtenidos durante un ejercicio económico, una vez arreglados los asuntos que nos conciernen con la Hacienda Pública Estatal (o Foral para el País Vasco y Navarra).  Obviamente, la renta obtenida variará según la marcha del negocio. Mismamente por eso se le atribuye el nombre de Renta Variable. No porque el inversor esté sumido en el azar de las fluctuaciones de los precios del mercado de valores, sino por el hecho de cómo sea la gestión de la administración, se obtendrán unos beneficios cuyo reparto y proporción del mismo, junto a la fecha, se decidirá en la Junta de Accionistas convocada por el Consejo de Administración de la sociedad.

El dividendo más común es el dividendo a cuenta; es decir, aquel que se obtiene de los beneficios del ejercicio económico en su cuenta de resultados. Se suele pagar una vez al año. Sin embargo, empresas como las entidades financieras añaden el dividendo complementario; esto es, se acuerdo el reparto de un dividendo a cuenta, pero éste se irá abonando a los accionistas cada trimestre, por ejemplo, hasta llegar a la cuantía acordada en la Junta.

Por otro lado, se ha puesto de moda últimamente el reparto de dividendos en forma de acciones en una proporción junto a otra en efectivo. O bien se le da al accionista la oportunidad de elegir entre ambas opciones. Por último, existe también el dividendo extraordinario originario de beneficios extraordinarios que haya obtenido la empresa de alguna operación que normalmente no proviene de su actividad empresarial. Hablamos de: plusvalías obtenidas de ventas de construcciones, maquinarias, patentes, activos financieros disponibles para la venta, entre otros.

Una vez entendido el dividiendo, pasemos a describir qué es la rentabilidad por dividendo. Esta razón se obtiene de dividir dicho dividiendo a repartir entre el precio al que cotiza la acción. ¿Cómo se entiende esto? ¿Por qué rentabilidad? Para empezar, es un ratio seguido principalmente por inversores de largo plazo, por lo que para ellos, el verdadero rendimiento sobre el capital reside en la renta obtenida vía dividendos, y por ello desean saber si en proporción al precio que van a pagar por cada título, realmente merece la pena ser partícipe de tal beneficio.

En todo caso, el dividendo parece haber sido relegado a un estatus marginal con la aparición en los últimos años del comercio de alta frecuencia, y se la ha dado más prioridad a la especulación de corto plazo, basada exclusivamente en el beneficio obtenido entre el precio de compra y el precio de venta. Por otro lado, los accionistas de largo plazo se han mantenido en un papel pasivo sin comprometerse tanto en las políticas de gestión empresarial. Quizá los grandes fondos de inversión, fondos buitre y bancos comerciales de inversión son los que juegan un papel más agresivo en cuanto a la política de dividendos. Se cuestionan más la gestión del Consejo de Administración y piden más explicaciones ante cualquier nota dudosa que aparezca en los informes anuales. Es normal, son administradores de miles de millones de euros (dólares, yenes, rupias, yuanes y rublos principalmente).

Estos fondos de inversión usan el criterio de la rentabilidad por dividendo, no únicamente para hacer comparaciones con otras empresas del mismo sector, índice

La rentabilidad por dividendo

La rentabilidad por dividendo

bursátil o región geográfica (Europa, EE.UU, Latinoamérica, Asía-Pacífico, entre otras), sino ver el diferencial entre los réditos que se pueden obtener en deuda pública o privada con los dividendos que se ofrecen en el mercado de valores. Normalmente, esta razón tiende a disminuir a medida que el mercado se sumerge más en la tendencia alcista (siempre y cuando el incremento del reparto de dividendo sea menor al del precio de la acción), y todavía más cuando entra en fase de manía y euforia. Es lógico, debido a que en esta última parte del mercado alcista, el valor de la acción se incrementa por confianza y buenas expectativas, alejándose del valor intrínseco, es decir, de los fundamentales.

Mismamente por eso, la rentabilidad por dividendo comienza  a caer como consecuencia de la alta demanda de acciones, mientras que el tipo de interés que ofrecen los bonos y las obligaciones aumentan. Esto sucede hasta que se llega a un punto crítico donde se produce un punto de inflexión, y progresivamente el flujo de capitales se canaliza a la renta fija donde los réditos son más suculentos que la paupérrima rentabilidad ofrecida por los dividendos, mermada por las orgías especulativas en el mercado de valores. Finalmente sucede la corrección y la demanda de bonos y obligaciones se incrementa empujando los tipos de interés a la baja.

En su contrapartida, la oferta de papel en las Bolsa junto a una demanda en decrecimiento, se traduce en una caída de precios. Es aquí donde se manifiestan las verdaderas joyas empresariales, debido a que su buena gestión permite mantener el crecimiento de sus beneficios y, por tanto, el reparto de los dividendos. Y es por esto que, al conservar dicho reparto junto a una bajada de precios, aumenta la razón de la rentabilidad por dividendo, y como las ancianas en los días de rebajas, los gestores de fondos se lanzan de cabeza a la caza de acciones que ofrezcan una buena rentabilidad por dividendo, una vez que el tipo de interés ofrecido por la renta fija sea ya poco atractivo. Así es como se debe actuar y no al revés.

Por otro lado,  tal y como hacen los fondos de inversión, los pequeños accionistas deberían tomar conciencia de clase, reunirse y hacer presión ante decisiones que puedan perjudicarles por parte del Consejo de Administración. Un hecho reciente del despertar del accionista es el caso de Bankia, donde la Junta Directiva se ha visto presionada en gran manera por sus accionistas ante la pésima gestión que se hizo. Es un hecho absolutamente normal, debido a que la caída de cotización sufrida hasta hace poco, supuso la desintegración del patrimonio de muchos pequeños inversores que depositaron su confianza en la gestión del señor Rodrigo Rato.

En conclusión, todo pequeño inversor (siempre y cuando quiera gestionar activamente su cartera) debe tomar conciencia de lo que está haciendo con su dinero. Usted es el que manda, debido a que dado recursos a la empresa para que puede llevar a cabo su actividad. No deje que decidan por ustedes y reúnanse vía foros para hacer presión a la posible oligarquía que exista en las grandes sociedades anónimas. No se acomoden en el dicho: “Papá y mamá saben lo que hacen”. Ustedes son personas adultas y tienen el poder de decisión.

No deje que un par de corsarios, por mucha influencia que tengan, reinviertan la plata obtenida del asalto al navío español, si lo que realmente desean es comprarse una finca de azúcar en Jamaica y obtener réditos de ella, vivir la vida loca por un tiempo, o empezar una vida nueva en la rica ciudad de Filadelfia, en las colonias norteamericanas, trabajando de empleado para Benjamin Franklin. Sean fuertes. ¡Pequeños accionistas del mundo, uníos!

Saludos

Una vez más, bienvenidos y espero que disfruten.
Saludos